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Se acercan las navidades y, como es habitual en los últimos años, la nueva entrega de una gran saga cinematográfica llega a nuestras pantallas. Hace más de una década fue “El señor de los anillos”, hace un lustro “El Hobbit“ y ahora le toca el turno a la saga “Star Wars”. Una extraña rutina invade los nostálgicos corazones de los eternos fans y quieran o no, esta rutina les empujará a asistir a ver la nueva entrega del universo creado por George Lucas hace casi cuarenta años. Casi nadie salió contento el año pasado con la visión del universo Star Wars por parte de J. J. Abrams. Las expectativas eran demasiado altas. Casi nadie dudaba del talento de Abrams, pero no todo lo que toca el creador de “Lost” se convierte en oro.

Star Wars

Star Wars: Episodio IV

“Rougue One: Una historia de Star Wars” se presenta como una “spin-off” de “Star Wars: Episodio IV- Una nueva esperanza”. Se trata de una historia previa al universo creado por Lucas que acaba conectando en su final con la primera parte de la saga. El hecho de ser un “spin-off” le otorga cierta libertad a la historia y termina siendo uno de los elementos más interesantes de la saga. Liberado del yugo narrativo que sí tenía “El despertar de la fuerza”, la cinta de Gerth Edwards se mueve con soltura introduciendo nuevos personajes, nuevos escenarios y villanos sin depender en demasía del estricto “Star Wars”. A pesar de esta libertad, la trama avanza de manera lenta y un tanto pesada sobre todo en su primera mitad; en parte por el escaso interés que despiertan muchos de sus protagonistas y las débiles relaciones que se establecen entre ellos. En la película prima el desarrollo de los personajes en el sentido de grupo, como si fueran uno sólo y eso resta emoción a los desenlaces de las historias entre los personajes. Por eso, cuando al final se acelera la relación entre Felicity Jones y Diego Luna quizás ya es demasiado tarde. También es justo decir que el poco carisma de muchos de los actores (especialmente Jones y Luna) no ayuda nada a que estas relaciones funcionen.

Por otra parte, el trabajo de Gareth Edwards es enérgico y demuestra su talento como realizador desplegando buenos momentos en su puesta en escena. Talento que explota en el tramo final de la película con una excelente secuencia de combate aéreo y las escenas en las que aparece Darth Vader. Uno de los momentos más sorprendentes de la película es la aparición del fallecido actor Peter Cushing en el papel del Gobernador Tarkin. La “resurrección” digital del gran actor británico no ha dejado a nadie indiferente y supone uno de los momentos más fantasmagóricos y siniestros de la cinta.

“Rougue One” se desmarca del resto de la saga para ofrecer una historia distinta y con cierto aroma de serie B, que a medida que avanza va cogiendo ritmo para terminar en su punto más álgido y traer de nuevo la esperanza a los fans de la serie.  Seguiremos asistiendo a los nuevos actos de Star Wars mientras la fuerza acompañe.