Hace pocos días ha fallecido otro gran director cuya fama se cimentó hace varias décadas. Todos tenemos en la memoria la proeza de “Rocky” (1976). Gracias a un brillante guion de Sylvester Stallone – que hoy en día se estudia en muchas escuelas de cine como “un modelo de guion perfecto”-, Rocky tomaba vida de la mano de John G. Avildsen. Aquella noche de 1977, el film triunfaba y también Avildsen que se llevaba el Oscar al Mejor Director venciendo en el ring a maestros como Sidney Lumet, Ingmar Bergman o grandes directores como Alan J. Pakula.
Avildsen ha fallecido con 82 años de edad y deja un legado de dramas relacionados con el deporte, que van desde el mencionado film y su estimable quinta parte, a la mítica trilogía de los ochenta “Karate Kid”, pasando por “La fuerza de uno” (1992,) otra película relacionada con el boxeo en la que participa Morgan Freeman, y una rareza como “8 segundos” (1994), sobre el campeón de rodeo Lee Frost.
En todas ellas, Avildsen demuestra su dominio del ritmo narrativo sumando con una puesta en escena concisa que consigue sus mejores momentos en los títulos rodados en la década de los setenta. Un estilo duro, repleto de tonos oscuros, largos planos, uso inteligente del zoom que asemeja, salvando las distancias, al trabajo de otros reputados cineastas como Pakula o Altman. Sin duda, será difícil que la etiqueta de “autor”, que tan libremente se utiliza hoy en día, pueda aplicarse a la obra de Alvidsen. Además, podemos encontrar varios temas que se repiten en sus películas: la constancia por conseguir el éxito, el héroe desvalido que ante las adversidades lucha por su honor o la entereza y nobleza del héroe en su camino al conseguir su meta.
Pero Avildsen no nos deja únicamente emocionantes historias sobre héroes del deporte. Hay elementos de comedia que ya aparecen en algunos de estos títulos y que se encarnan en algunos personajes como “Paulie”, el cuñado de Rocky. La comedia es el género de algunas de sus cintas menos conocidas: “Joe” (1970), interpretada por un gran Peter Boyle; “Salvad al tigre”(1973) con Jack Lemmon; “Un caradura simpático” (1975) con Burt Reynolds o “Mis locos vecinos” (1980) con la pareja de cómicos interpretada por John Belushi y Dan Akroyd. Comedias agridulces disfrazadas de dramas, siempre en la línea de la dura realidad del momento en el que fueron rodadas que hacen del patetismo una fuente de risas difíciles de simular.
Por último, destacar el talento de Avildsen a la hora de dirigir actores que se deja ver de manera especial en la delicadez de las escenas de amor y que destacan sobre todo en secuencias como en la que Rocky intenta conquistar a Adrian en la tienda de animales en la que trabaja: la llegada de Rocky en un largo plano filmado desde el interior de la tienda, los planos a través de espejos en sus conversaciones o los planos de ella tras los barrotes de la jaula de los pájaros. Pequeños momentos para describir sentimientos escondidos de personajes. Emoción dentro de filmes de acción.