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Una comedia negra de Marc Crehuet. Bajo esta simple frase se esconde una de las películas más sorprendentes realizadas en Cataluña durante los últimos años. “El rei borni” (El rey tuerto, 2016) es una comedia y  mucho más. Convertida rápidamente en fenómeno de culto, la historia de esta divertida y ácida comedia arranca hace cuatro años en la Sala FlyHard, un pequeño teatro del barrio de Sants.

el-rey-tuerto-3La gente hablaba de una obra de teatro diferente, radical, divertida y crítica con nuestra sociedad, con nuestra cultura, con nuestra ciudad (Barcelona) y con nosotros mismos.  David, un policía antidisturbios ha vaciado uno ojo con una pelota de goma a Ignasi, un manifestante antisistema. El irónico destino hará que sus respectivas novias, viejas amigas del instituto, decidan montar una cena tras seis años sin saber la una de la otra. Este era el punto de partida de “El rei borní”, una comedia que desnuda muchos de los males de nuestra sociedad actual y que pone en duda los resortes del sistema político, social y económico que rige nuestras vidas y que mueves los hilos de nuestro día a día como si fuésemos marionetas. La obra se dedicaba a romper esos hilos poniendo al personaje de David en una gran crisis que le hará plantarse su papel en la sociedad. Del enfrentamiento de estos dos personajes, dos idealistas, uno víctima de la ira y otro, víctima del miedo, surgen muchas de las preguntas que plantea la película: ¿Somos realmente libres? ¿Tenemos la capacidad de decidir nuestros movimientos en el escenario en el que actuamos? Las respuestas surgen a modo de escenas que llevan al límite la capacidad de los personajes de enfrentarse a sus miedos más escondidos.

En la película “Perro blanco” (White Dog, 1981) de Samuel Fuller, un adiestrador de perros intentaba educar a un perro que ha sido programado para atacar a personas de raza negro. En un giro sorprendente de la trama de “El rei borni”, David le pide ayuda a Ignasi para poder cambiar su forma de ver la vida y de comportarse tras perder a su novia. Como si se tratara de aquel perro blanco de Fuller, Marc Crehuet busca una estrambótica solución a los problemas de David que llevará a los cuatro personajes a situaciones cada vez más delirantes. A medida que avanza la historia, el sentido del humor de Creuhet se vuelve cada vez más negro, más irónico, y en el tramo final uno no tiene más remedio que reírse como liberación ante el patetismo y absurdo de la historia. “El rei borní” es también una historia sobre la amistad, el amor, el respeto en la pareja y la libertad.

el-rey-tuerto-2Marc Crehuet es un cineasta, por eso en su planteamiento de la obra intentaba dotar a la puesta en escena de un sentido dinámico y cinematográfico, desde el uso de la música, de la puesta en escena y de las rápidas réplicas al estilo “screwball comedies” de las películas de los años treinta. Y por supuesto, con un gran trabajo actoral y de dirección de actores.  Al trasladar su propia obra al cine, Creuhet se mantiene en las mismas coordenadas, respeta al máximo los tiempos y localizaciones de la película, trabajando en espacios cerrados y secuencias largas. Eso sí, trabaja la puesta en escena para llevarnos hasta los puntos de vista que él desea y fijando nuestra atención en los detalles tal y como quizás, le hubiera gustado hacer en la obra. El impacto del realismo que produce ver la obra en directo no es el mismo, pero, por otra parte, se permite el lujo de hacer interesantes juegos de montaje, transiciones entre escenas y filmar momentos en los que los personajes se pierden en la confusión y en sus pensamientos más profundos como sucede en la secuencia final. El empeño del adiestrador de “Perro blanco” parecía haber tenido éxito hasta que el perro, perdido y desorientado en su naturaleza acaba atacando a su dueño de raza blanca. David, al igual que el perro blanco, pide ayuda desesperado ante su pérdida de identidad.

Viendo la misma historia, esta vez en una sala de cine, no hay más escapatoria que volver a explotar en carcajadas. Una gran adaptación de una gran obra. Si no pudiste ver “El rei borní” en el teatro tienes la oportunidad de verla en su versión cinematográfica. Es diferente, es mejor y es igual de buena.