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¿Qué? (What?) Esta es la pregunta que de manera constate y prácticamente automática formula Nick Garvey, el personaje interpretado por Justin Theroux, cada vez que cualquier otro personaje le dice algo. Esa incredulidad, sorpresa y desconcierto que muestra el sheriff de Mapleton (New York) ante cualquier hecho que afronta es la que vehicula la sensación de desorientación y desasosiego que transmite la serie “The Leftovers” a sus espectadores. Nick necesita que le vuelvan a repetir cualquier frase, ganando tiempo para sacar de la chistera una respuesta, para comprender qué sucede, para evitar la realidad.

¿Qué está sucediendo en Mapleton?

¿Qué sucede en “The Leftovers”? Esa es la pregunta qué se han hecho los seguidores de esta serie de HBO durante sus tres temporadas. Una eterna suma de interrogantes plantados en infinidad de brillantes momentos, giros inesperados de guion y una serie de personajes que ya han pasado a la leyenda de los aficionados a las series. Claramente hay un punto de partida: el denominado “Día de la partida” cambia definitivamente la vida en el planeta, cuando de repente, en The Leftovers peliculaun preciso instante, el 2% de la humanidad desaparece. No hay motivo aparente, no hay sentido, no hay un lugar dónde han ido a parar. O al menos no lo sabemos todavía.

Esa pregunta que hace una y otra vez nuestro héroe se traduce en uno de los de la serie: la incomprensión de por qué suceden las cosas.  Es como si cada vez que preguntáramos “¿qué?” tuviéramos la oportunidad de ganar tiempo ante el miedo a aceptar los hechos que nos están explicando. Los protagonistas de “The Leftovers” deambulan intentando olvidar a sus seres queridos desaparecidos, buscando nuevas fórmulas de relaciones que les permitan recuperar algo parecido a la felicidad de la que disfrutaban antes. Nuestros torturados héroes se mueven en el limbo de la negación y la aceptación. Entre la culpabilidad de la aceptación y la fe de la negación.

 La fe de la familia, la fe del espectador

Nuestros héroes, no sólo Nick, se agarran a los pocos valores que les quedan, valores que se personifican en conceptos como la familia y el grupo.  Atípicas familias forzadas por las situaciones que quieren olvidar lo sucedido y avanzar para construir una nueva vida y  grupos que, de una manera sectaria, vestidos de blanco, en silencio y con un exceso de cigarros luchan para que los desaparecidos no caigan en el olvido. Diferentes maneras de superar la pérdida.

Nora y Nick forman una familia del todo disfuncional, llena de traumas y manchado por el dolor, que se trastoca continuamente, que se desdobla en mundos paralelos y que lleva al espectador a territorios narrativos que suspenden la credibilidad del espectador aunque, no vamos a negarlo, le llenan de emoción y satisfacción. Porque nos gusta sumergirnos en el caos absoluto, en la marea de pistas y personajes que se duplican. Es algo que nos desconcierta pero sabemos que habrá una respuesta. Es paisaje por lo que los responsables de “The Leftovers” han hecho transitar a sus espectadores en series como “Lost”, y ahí es cuando la fe del espectador le empuja a seguir disfrutando.

Estructura radical

The Leftovers detras de camaraUno de los aspectos más seductores de la serie es su estructura narrativa. Una deriva argumental que parece divagar sin una aparente conexión y que nos traslada por diferentes lugares sin relación y sobre todo hacia espacios temporales desconectados los unos de los otros: flashbacks, flashforwards, recuerdos y sueños. Una suma de instantes que funcionan más como un puzzle y que no necesariamente ha de tener una forma específica. Al igual que en otras propuestas transgresoras pretéritas y actuales como la anterior y actual “Twin Peaks” (David Lynch), el tiempo y el espacio se construyen en la mente de los protagonistas, en su vaivén emocional, en un tránsito que va desde la vida a la muerte, desde el raciocinio al sueño. Un claro ejemplo de estos instantes mágicos lo encontramos en los capítulos en los que Nick “muere”, para deambular por mundos paralelos plagados de referentes cinéfilos y personajes de la trama desdoblados,  mostrando una especie de muerte soñada. Capítulos que, al igual que en Twin Peaks, explican más de la trama que cualquier otro episodio más clásico a nivel narrativo. Los sueños explican mejor la vida que el recuerdo.

¿Un final demasiado clásico?

Del capítulo final de “The Leftovers” se ha dicho que es una obra maestra y que es lo más sorprendente que se ha visto en los últimos años. Es cierto que, tras decenas de horas de caminar por zonas oscuras, viajar en el tiempo y en el espacio de la mano de tramas no lineales, sumergirse en sueños y caminar con el corazón en un puño, un final en el que todo se detiene y se define mediante una conversación es tan impactante como calmante. Como siempre, lo peor de las series siempre es que un día terminan