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Se acerca el fin de año y es el momento de hacer balance. Las listas de lo mejor (en algunos casos de lo peor) comienzan a llegar a nuestras manos y desde FX ANIMATION no queremos ser menos. Así que hemos diseñado una lista con las que creemos son las mejores películas estrenadas durante los últimos doce meses. Nos han faltado muchas pelis por ver y como toda lista es subjetiva, por lo que seguramente echaréis en falta algunas y con otras no estaréis de acuerdo directamente. En todo caso, está claro que todas ellas son películas que nos han sorprendido, entusiasmado y han dejado huella. Y sin duda, os las recomendamos.

A Ghost Story (David Lowery)

Estamos ante una historia de fantasmas diferente, ya que el punto de vista de la historia no es el de los humanos que lo sufren, sino del propio fantasma. Este punto de partida, resuelto visualmente con la representación más “naif” que podamos esperar: un actor con una sábana agujereada a la altura de los ojos, nos acaba dejando una profunda reflexión sobre el amor, el tiempo, el olvido y la existencia. Su delicado montaje, la exquisita puesta en escena y la poderosa banda sonora, hacen de ella uno de los títulos más originales de año.

The Square (Ruben Östlund)

Esta película sueca viene precedida por el éxito de crítica y el prestigio de ser la ganadora en Cannes. Una original sátira de la sociedad actual y de su hipócrita doble moral, que encuentra en su ambientación en el universo del arte y de las representaciones artísticas un tablero en el que ridiculizar, ensalzar y dar fe de los débiles valores morales que mueven las clases sociales. Una original fusión entre drama y comedia con un impredecible guion que lleva a límites tan absurdos que harían llorar a los Hermanos Marx y reír a Ingmar Bergman.

Estiu 93 (Carla Simón)

Bajo nuestro punto de vista, es la película nacional del año. Inspirada en la propia infancia de la directora, el debut de Carla Simón ha enamorado a casi todos los que han disfrutado de sus delicadas imágenes. Con un acercamiento formal radical, que por su riguroso uso de la cámara nos sitúa casi siempre en el punto de vista de la protagonista, su historia nos atrapa por su aparente sencillez y por la magia y naturalidad que desprende en cada gesto Frida, una niña que acaba de perder a sus padres.

El asesinato de un ciervo sagrado (The Killing of a Sacred Deer, Yorgos  Lanhtimos)

El cine del director griego evoluciona a pasos agigantados y no deja de sorprender en cada propuesta que nos regala, convirtiéndolo en uno de los directores más interesantes de la actualidad. Su combinación de tesis social y tragedia, vuelve a encontrar en los valores de la familia un campo en el que explorar las zonas más oscuras del ser humano y de las relaciones de pareja, de padres e hijos, ahondando en el dolor y la locura. Con una puesta en escena más sofisticada y exuberante que en sus anteriores obras, Lanthimos transita entre el drama familiar y el terror como, como los pasillos que recorre Colin Farrell en el hospital: luminosos; pero vistos desde una amenazante posición en picado, siempre desde arriba.

Your Name (Kimi no na wa, Makoto Shinaki)

El anime, y posiblemente, la película de animación del año es este fenómeno japonés. Una historia de adolescentes, que no hecha para adolescentes exclusivamente, que combina una historia de amor con una trama fantástica en el que el tiempo y el espacio se relativizan de una manera prácticamente cósmica. Una exploración del alma humana y del destino que lleva al anime del círculo de los incondicionales fans del género al mainstream universal. Es difícil no emocionarse con sus personajes, sus canciones y la verdad de las miradas de sus protagonistas, a pesar de que sean dibujadas. Meted a Resnais en la máquina del tiempo de Marty McFly, llevadlo a Japón y preguntadle vuestro nombre, posiblemente lo recordará.

https://www.youtube.com/watch?v=zmM3ap_IRu4

Crudo (Raw, Julia Ducournau)

Tardó un tiempo en aterrizar en nuestras pantallas, pero cuando lo hizo la película de la directora francesa no dejó indiferente a nadie. Radicalmente moderna, con una fuerza apabullante en cada una de sus imágenes y en su puesta en escena, estamos ante una obra feroz, bizarra, malsana y fascinante. El despertar del apetito de carne humana de una adolescente sirve como vehículo para hablarnos del despertar a la vida, al sexo y el terror que se esconde en nuestra alma. Más allá del cine de terror, y de la duda que pueda generar su trama, estamos ante uno de los ejercicios de estilo más sorprendentes de los últimos años.

Loving (Jeff Nichols)

La última joya de Jeff Nichols, director de “Take Shelter” (2011), ha pasado de puntillas, pero no deja de ser una gran película. La historia de amor entre un hombre blanco y una mujer negra, en tiempos de segregación y prohibición de relaciones interraciales en Estados Unidos, es una de las películas más emocionantes y sobrecogedoras del año. Es una cinta pequeña, con una puesta en escena que por momentos parece televisiva, pero que encuentra en el respetuoso y sincero acercamiento a sus personajes y su dirección de actores sus grandes bazas. Más es menos y Nichols lo sabe bien.

Dunkerque (Dunkirk, Christopher Nolan)

Todos esperábamos como agua de mayo la última película de Nolan. Cada estreno del británico se convierte en un ansiado fenómeno. ¿Ha valido la pena la espera? Sin duda. Su acercamiento a uno de los episodios más memorables de la Segunda Guerra Mundial es un auténtico tour de forcé, un ejercicio visual de pura cinemática en el que la acción, el movimiento y el sonido se convierten en elementos que mueven la trama. Muchos la han acusado de vacía y de carecer de una trama consistente, pero parece que en esta ocasión no era lo que Nolan pretendía. La trama está en los vuelos de avión, en los bombardeos, en el zumbido de las balas y en el choque de fuerzas de sus planos sumados a la absorbente y demencial banda sonora de Hans Zimmer. Nolan comienza la película con uno de sus habituales clímax narrativos y visuales, que en esta ocasión mantiene hasta el último plano. Esa era la propuesta: introducirnos en la batalla y allí hemos estado. Lo podemos contar.

Kong: La Isla Calavera (Kong: Skull Island, Jordan Vogt-Roberts)

A pesar de no ser la única película con monos del año y de partir de un personaje del que teníamos ciertas dudas, el inolvidable y eterno King Kong, esta original aproximación al personaje de la RKO e imagen icónica del Festival de Sitges nos ha sorprendido. Es divertida, salvaje, tiene un ritmo endiablado y una dosis de mala leche que la distancia del resto de películas de acción y blockbusters. Combina cine bélico, aventuras, cine de monstruos y comedia, con una realización exquisita y una banda sonora excelente, llena de canciones memorables que el director usa de una manera magistral. Y por supuesto, es una de las mejores películas de VFX del año. ¿Serán capaces de mejorar a Kong en la esperada secuela?

I Am Not Your Negro (Raoul Peck)

Este ha sido un año repleto de películas en las que han tratado el conflicto racial: “Moonlight”, “Fences”, “Loving”, pero puede que ninguna con la rigurosidad y claridad que este documental inspirado en la vida y obra del escritor negro James Baldwin. Activista por los derechos civiles afroamericanos y de los homosexuales, la lucidez de su discurso y su obra nos plantean una reflexión que va mucho más allá de las tramas de ficción de las que hemos disfrutado en el resto de películas. Usando metraje de películas en las que los negros son vistos desde el punto de vista de las palabras y reflexiones de Baldwin, en voz del carismático Samuel L. Jackson, nos habla de un perdón que todavía espera y de un dolor y unas cicatrices que aun no han sido cerradas. Es un aviso y una señal, queda mucho camino por recorrer.