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No es de extrañar que, a día de hoy, cuando Juan Antonio Bayona (Barcelona, 1975) presenta un nuevo trabajo, el mundo del cine se revolucione. El director español ya forma parte de la historia de los mejores directores (y más galardonados) de nuestro país por películas como El orfanato o Lo imposible. Hace unos días presentaba su última película en España, un filme que incluye avanzadas técnicas de animación utilizadas por dos de los grandes como son Steven Spielberg o Peter Jackson. Un monstruo viene a verme, ha tenido una gran acogida tanto por el público como por la prensa especializada y ha recaudado más de 11 millones de euros en los diez primeros días en cartelera, convirtiéndose así en el mejor estreno español del año.

Bayona ha trabajado junto a Headless, el estudio de animación barcelonés especializado en animación tradicional y colaboradores habituales de Dreamworks o Disney. Por otro lado, también ha participado la productora El Ranchito, especialistas en posproducción y efectos visuales, que también colaboraron en la creación de Lo Imposible. Con Lo imposible, el director y su equipo ya destacaron por la creación y producción de unos efectos especiales sublimes para la recreación del tsunami que devastó Tailandia en 2004. Por ello, FX ANIMATION no dudó en patrocinar la masterclass que ofreció el fundador de El Ranchito, Félix Bergés, en el marco de la última edición de Mundos Digitales, el festival referencia del sector del 3D.

Cuentos animados

Una de las premisas que recibió el equipo de producción de Un monstruo viene a verme era la voluntad del director de crear una película orgánica. Es decir, que los cuentos animados que se incluyen en forma de fábula en la trama narrativa quedaran perfectamente integrados en las escenas filmadas.

Los tres cuentos que forman la parte animada de la película no se terminaron hasta unos meses antes del estreno de la película en nuestro país. Motivo por el que se tuvo que modificar el modo de trabajo del equipo. En animación, por norma general, se trabaja en base a un storyboard previo que sirve de guía y se sigue casi a raja tabla. El objetivo es seguir el orden establecido y así evitar tener que realizar modificaciones durante la fase de animación, ya que es un proceso muy laborioso. Pero en esta película, como el director quería un film orgánico, se ideó una producción flexible que permitiera hacer cambios a medida que se rodaba. De esta manera, el equipo ha conseguido que los cuentos animados queden perfectamente integrados en la trama principal para que ambos estilos cinematográficos narraran la historia sin interferir el uno sobre el otro. En un primer momento, los cuentos fueron pensados para ser en blanco y negro, con unas ilustraciones un tanto siniestras que no casaban con el sentido y el mensaje real del largometraje. Las animaciones a color son una reproducción más fiel al universo imaginario de todos nosotros dado que, en definitiva, representan al mundo interior del protagonista.

En una entrevista, el estudio Headless, responsables de la animación, comentaban que los personajes animados no tienen rasgos reconocibles para aportarles elegancia visual. Para conseguirlo, llevaron a la práctica diferentes métodos “al principio usamos tintas más planas, un tipo de acuarela que ayuda a que, a medida que avanzan los cuentos, comiencen a tener más notoriedad, mayor profundidad, algo más tridimensional… Al final se crea un mundo físico que se integra con el mundo real de Conor”, protagonista del filme. También comentan que la mayor dificultad que sortearon fue conseguir que en el contenido digital no parecieran imágenes generadas por ordenador. A esa dificultad debemos sumarle el hecho que los personajes principales, el monstruo y Conor, estaban filmados pero los escenarios eran dibujados. Es decir, los animadores debían encontrar el punto exacto de comunión entre los elementos para crear imágenes uniformes en las que el espectador no fuera capaz de distinguir ambas técnicas cinematográficas. “Trabajamos filmando, con 3D, interviniendo sobre la imagen filmada… Teníamos que intentar todo hasta encontrar el punto perfecto en el que tratas la imagen o la dejas como está. Había que lograr que no fuese un despropósito o un ‘collage’ muy raro”.

Fotograma de Un monstruo viene a verme  de J  A  Bayona

Una última curiosidad

Una de las cosas que ha llamado la atención entre los espectadores ha sido la aparición del nombre de Tom Holland – el hijo mayor de María Belón (Naomi Watts) en Lo Imposible – como parte del reparto a pesar de no aparecer en la película. El mismo Bayona aclaró a The Hollywood Reporter, que Holland estuvo en el rodaje de la película como “monstruo” para que el joven actor MacDougal pudiera mirar a alguien cuando hablaba con el personaje y así facilitarle el trabajo. El monstruo ha sido creado por CGI en 3D e incluido en la película en posproducción, por lo que era más sencillo tener a un actor de carne y hueso en el set de rodaje.

Fotograma de Un monstruo viene a verme  de J  A  Bayona

 

Sinopsis: Existen los monstruos buenos

La película basada en la novela homónima escrita por el californiano Patrick Ness en 2011 es un drama fantástico que narra la vida de Conor, un niño de doce años, que tiene una vida complicada. Su madre (Felicity Jones) está gravemente enferma, sufre acoso escolar por parte de sus compañeros y apenas tiene relación con su padre. Para superar esta difícil situación y alejarse de la realidad, el protagonista crea un mundo propio de fantasía. Pero un buen día, un monstruo (Liam Neeson) cobra vida en la realidad para ayudarle a enfrentarse al dolor y a la verdad. Os dejamos a continuación el tráiler de Un monstruo viene a verme, que no dejará indiferente a nadie.

https://www.youtube.com/watch?v=1-fubC9JN50